Thursday, February 5, 2015

El Arte y El Color en EL GRAN HOTEL BUDAPEST


El aclamado director Wes Anderson ha sido  reconocido por su estética peculiar a la hora de filmar sus películas. El uso de un espacio plano, composiciones simétricas y obsesiva atención al detalle son características que definen sus trabajos.

Su más reciente producción relata la historia de uno de los encargados del hotel, Monsieur Gustave, y su joven asistente Zero. Ellos se ven obligados a robar una valiosa pintura después de que Gustave es acusado de no ser su verdadero heredero, y la cinta sigue sus desaventuras mientras tratan de esconderse a lo largo de la Europa oriental.

La pintura en esencia, Boy With Apple, fue creada específicamente para la película bajo el pseudónimo de un pintor checo llamado Johannes van Hoytl. La pintura remite a retratos de la nobleza durante el periodo renacentista, o más específicamente al movimiento del manierismo.

No obstante, hay otros elementos de la historia del arte que nos ayudan a situar al hotel dentro de su contexto histórico. Por ejemplo, el mismo edificio presenta características de la arquitectura jugendstill como sus adornos floridos y orgánicos, o la tipografía con la que está escrito su nombre sobre la puerta.



Dos prominentes pintores se ven referenciados a través de la película: Gustav Klimt y Egon Schiele. A pesar de estar escondidas en el fondo, las obras de Klimt adornan las paredes del Gran Hotel Budapest. Otro elemento que alude a su estilo es el vestido que usa la difunta que posteriormente heredaría la pintura previamente mencionada; este es dorado con una serie de patrones geométricos muy similares a los que se ven en El Beso de Klimt.


Mucho más prominente es la referencia a Schiele durante la escena cuando roban la pintura. El cuadro que utilizan para reemplazar Boy With Apple es una clara imitación del estilo de Schiele. Aunque él retrato muchísimas mujeres desnudas, esta parodia es mucho más irreverente al mostrarla en la intimidad de un encuentro lésbico.


Ambos pintores murieron en 1918, y el art nouveau era un movimiento artístico que perdía importancia desde 1910. El relato se da a cabo en el año 1932, por lo que es importante comprender que estos elementos deberían percibirse como levemente anticuados por los personajes. Si bien nos narran la historia de un hotel en decadencia, no es nada extraño utilizar estos elementos para demostrar el pasar del tiempo.

Los esquemas de color son un elemento característico en los filmes de Wes Anderson. Analizando la cinta podemos notar que cada espacio físico conlleva un espacio psicológico que se refleja en el color de cada escena. El exterior del hotel es de un tono rosado pastel, que simboliza la felicidad y la inocencia, pero por dentro vemos tonos de rojo, púrpura y dorado, que connotan poderío y realeza. 

El mismo hotel podría ser una metáfora para Zero, quien a pesar de su apariencia inocente es implacable en su interior, y a medida que sobrepasa una serie de percances logra ascender los escalones sociales que le permiten convertirse en dueño del Gran Hotel Budapest.


Por otro lado, la mansión de la difunta está decorada con verdes lúgubres que parecen connotar muerte y putrefacción. Esta idea se ve reforzada por la cantidad de animales disecados que se exhiben en sus paredes.


También se nos presenta con el espacio de la prisión donde Gustave es encarcelado. Este espacio es prácticamente opuesto al hotel, ya que todo es de un color azul grisáceo para connotar la soledad y frialdad.



La persecución final se desenvuelve en un entorno de un blanco prácticamente monocromático. Esto da a entender que algo está cambiando. Hay un antes y un después de esta escena, como si todo lo anterior hubiera dejado de importar y ahora estamos frente a un lienzo en blanco. Ciertamente, cuando los protagonistas vuelven al hotel se dan cuenta que los militares han tomado el control y nada es lo mismo.


Personalmente me fascina la atención al detalle que Wes Anderson le presta a sus películas. Cada escena parece un cuadro, y no es cualquiera el que puede lograr algo tan artístico en un medio como el cine que actualmente se ha convertido en un espectáculo mucho más corriente.

No obstante, me parece que el final de la historia llega muy abruptamente y nosotros como espectadores nos quedamos esperando algo más. Si bien estimo a Wes Anderson como uno de los mejores directores de la actualidad, considero que su labor como guionista no se merece el mismo mérito.

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